Mi madre falleció hace algo más de cinco años. Mi relación con ella siempre fue muy complicada. Me pasé años intentando ser la niña buena y obediente que ella quería que fuera y, durante un tiempo, de muy pequeña, creí que lo había conseguido y ella, por fin, era feliz.

El primer día que le dije a mi madre que yo pensaba de forma diferente a ella se abrió una profunda brecha entre nosotras. Mi madre no soportaba – entre otras muchas cosas – que no pensaras como ella y, mucho menos, que se lo hicieras saber. Poco a poco, la relación con ella fue a peor. Yo callaba, unas veces, por no disgustarla y explotaba otras disgustándola enormemente.
Mi sentimiento de culpa fue creciendo día tras día. Me sentía culpable por no ser la hija obediente y cariñosa que ella deseaba. Me sentía culpable por no quererla como yo entendía que la debía querer como hija. Me sentía culpable por su constante infelicidad, por su relación con mi padre y hermanos y un largo etcétera de muchos otros motivos que, en esos momentos de mi vida, me pesaban y causaban un enorme sufrimiento y tristeza continua.
En el mes de octubre de 2018, cuando empezaba a recuperar un poco mi salud, hice un programa de 21 días en MasQi. The Energy House, en el que aprendí muchas herramientas para vivir mi vida de una forma más consciente y plena. Durante mi estancia en este maravilloso lugar en plena naturaleza, empecé a colorear mandalas.
Meses antes de emprender esta aventura, había comprado un libro de mandalas para colorear. No sabía qué haría con él en esos momentos, pero sentí en mi interior que debía comprarlo y seguí mi voz interior. Cuando estaba terminando de preparar mi maleta para mi estancia en MasQi, me acordé del libro de mandalas – que aún permanecía sin abrir – y lo metí, junto a varios libros, en mi maleta. “Voy a estar allí 21 días”, pensé yo. “Mejor lo cojo por si me canso de leer o me aburro allí”.
En este lugar tan mágico, lleno de energía y tan especial para mí, coloreé mi primer mandala. Nunca antes había hecho algo así. Siempre había pensado que pintar era algo que sólo hacías cuando eras pequeña y, además, en la ajetreada vida laboral que había tenido antes de enfermar, nunca había habido espacio para algo como esto.
El primer mandala que pinté se lo dediqué a mi madre. Es el que aparece junto a estas líneas. A mi madre le encantaba dibujar y pintar. Siempre he pensado que esta actividad – junto a tocar el piano – fueron las dos únicas actividades que le hicieron sentir algo de felicidad en su vida. No pude parar de llorar durante todo el tiempo que pasé coloreando este mandala. Para mí fue una experiencia tremendamente sanadora que me ayudó muchísimo a acercarme a mi madre de una manera única y muy profunda para mí. Aquel primer mandala me ayudó a canalizar mis sentimientos y emociones y me regaló armonía y paz interior.
Desde entonces, he realizado mucho trabajo personal para sanar mi relación con madre y, aunque sé que aún me queda mucho camino por recorrer, también sé que he dado ya muchos pasos adelante.
Ayer fue el Día de la Madre y en el programa Todo Encaja, de Almudena Martín, nos propusieron realizar dos meditaciones para trabajar nuestra relación con nuestras madres. Las dos meditaciones me ayudaron a revisar cómo llevaba el tema. Me alegró mucho observar algunos cambios significativos respecto a él. Pude sentir profundo amor por mi madre en un momento de las meditaciones y, hacia el final de la segunda meditación, sentí que varias de mis ancestras me rodeaban y cada una me entregaba un objeto que suavemente se posaba en mi cuerpo y lo adornaba. Sentí también que todas se inclinaban ante mí y me decían suavemente “Tú eres nuestra heredera”. Me sentí profundamente honrada y agradecida por este regalo.
Esta mañana, después de hacer una meditación de conexión cielo-tierra que practico a diario, me he sentido tremendamente conectada a la Tierra y a la vida y me siento inmensamente feliz por este gran regalo que ayer elegí hacerme.
Yo hoy elijo poner un poco más de luz en mi relación con mi madre y me permito honrarla a ella, a mis ancentras y a la vida con unas palabras de una de las meditaciones que hice ayer. Dice así:
“Mamá, yo hoy te doy las gracias desde lo más profundo de mi corazón por todo lo que sí me diste, por darme la vida, por alimentarme y cuidarme. Mamá, hiciste lo que pudiste con lo que tenías, tú eres la mayor y yo soy la pequeña, no me corresponde a mí juzgarme ni juzgarte por todo eso que no puedo comprender, pues siempre me faltarán datos, así que elijo perdonarme y perdonarte por las veces que te juzgué y hoy me permito recibir de ti incondicionalmente, pues dándome el permiso para recibir de ti, me estoy dando permiso para recibir de la tierra y recibir de la vida, pues abriéndome a ti, me estoy abriendo a esa energía magnética que me sostiene, que me nutre, que me alimenta y a reconciliarme con la vida de una manera profunda. Y me hago consciente de la mujer que fuiste, de esa mujer joven que eligió o no eligió ser madre que, al igual que yo, tenía sus miedos, sus dudas, sus inseguridades, sus historias y te miro como una mujer y te reconozco. Tú tenías tus dolores y tus mochilas, igual que yo tengo las mías. Te doy las gracias y te devuelvo tu energía y tu destino y asumo el mío y conscientemente corto ese cordón umbilical que a veces aún tengo conectado a ti y por el que te exijo y demando y te sigo pidiendo cuando ya no te corresponde darme. Y me conecto directamente a la Tierra, pues honrar la vida y reconocerte será la mejor manera de mantener vivo el legado de todas las mujeres que vinieron antes que yo. Y me doy el permiso para abrirme a la tierra totalmente, enraizándome una vez más y confiando profundamente en ella, entregándome a ella consciente de que toda esa energía magnética de esa gran Madre que es la Tierra me nutre, me llena y, a su vez, me doy el permiso para honrar a todas mis ancestras, de la mejor manera que puedo hacerlo: disfrutando de una vida plena, honrando la vida” (transcrito y reproducido con permiso de su autora)
Almudena Martín – Todo Encaja (meditación madre)
(escrito el 4 de mayo de 2020)
Yosoyluz. Ésta es mi luz. Veo la tuya y la honro.
Tu madre debe sentirse muy orgullosa y agradecida allí donde esté por honrarla como lo has hecho.
Muchas gracias por tan bellas palabras. Después de todo el trabajo de crecimiento personal que he hecho ya, ahora yo también puedo decir que me siento muy orgullosa y honrada por todo lo que ella me pudo y supo dar. Sin duda lo hizo lo mejor que supo y pudo y le estoy tremendamente agradecida por ello. Yo hoy me permito honrarla de la mejor manera que puedo hacerlo: disfrutando de una vida plena, honrando la vida. Un abrazo grande y ¡Feliz Día de la Madre!
Me he emocionado mucho con tu texto y la piedra de hoy para mí es muy especial. Yo perdí a mi madre hace casi 18 años y días como hoy siguen siendo duros un abrazo
Muchísimas gracias, Vanesa. Tanto el texto como la piedra van cargados de grandes dosis de amor. Para mí también está siendo un día duro hoy, así que hoy te envío un abrazo muy, muy especial desde el alma.
Ser madre es lo más complejo del mundo.
Cuando tienes a tu bebe en brazos te das cuenta de la gran responsabilidad que ello conlleva.
En ese momento la visión que tenias de tu madre cambia.
Empatizas, comprendes y si cabe todavia amas más a esa mujer que te dio todo lo que estuvo en su mano.
Lo has expresado de manera muy bella, Dolors. Yo no he podido tener la experiencia de ser madre, con lo que la visión que tenía de mi madre ha cambiado por otros motivos. Como lo entiendo yo, lo importante, es que la vida te regala lo que necesitas en el momento en que estás preparad@ para ver a tu madre con ojos de amor y comprensión. Muchísimas gracias por compartir tu experiencia conmigo y muy feliz Día de la Madre.
Hermosa carta y profundo mensaje llenos de amor, de reconocimiento a tu madre. Ella lo está recibiendo con orgullo y también se está permitiendo dedicar el día a ti, a una reconciliación por la vida y lo vivido. Como dices, te regaló todo lo que ella fue capaz de dar y como ella aprendió a su vez. Tal como lo expresas. Tu sinceridad y generosidad están representados en tu esposo, en tu padre que disfrutas mucho como en el cambio de tema das tu familia que se viene nutriendo de esa nueva Irma. Así mismo, de tus amigas quienes tenemos el privilegio de estar cerca de ti. FELICIDADES, por compartir esa sabiduría de madre que llevas dentro. Un abrazo Rocio
Muchísimas gracias, Rocío. Tu amistad y tus palabras siempre son un profundo y hermoso regalo para mí… que hoy, Día de la Madre, recibo con el corazón abierto. Gracias por estar en mi vida y gracias por ser una amiga tan especial. Un abrazo INMENSO desde lo más profundo de mi ser.