Estas últimas dos semanas, he vivido momentos especialmente duros. Después de muchos años de vivir completamente desconectada de mi cuerpo, de mis emociones e intentando olvidar momentos especialmente dolorosos de mi infancia y adolescencia, muchos de estos momentos están emergiendo de las profundidades a las que un día los condené y confiné.

En estos últimos tres años de mi vida, he descubierto que tenía niña interior. Confieso que la primera vez que oí hablar de este tema, ni siquiera sabía de qué me estaban hablando. Recuerdo también que la primera vez que intenté hablar con mi niña interior, para mí resultó ser una experiencia bastante angustiosa. No sólo no pude verla o hablar con ella sino que, lo que vi, me asustó y tardé bastante tiempo en volver a atreverme a abrir ese espacio tan íntimo en mi interior.
Con el tiempo, muchos intentos y mucha paciencia he llegado a ver a mi niña interior. Unas veces la veo triste, otras la encuentro llorando, otras asustada y muchas otras se esconde de mí. He tardado mucho tiempo en comprender por qué la veía así y, mientras recorría este largo camino, me he enfadado e impacientado con ella, sin entenderla ni intentar tan siquiera comprender lo que le ocurría. Durante meses, he visto a mi niña interior como si fuera una enemiga y, desde luego, como si ella y yo fuéramos dos personas totalmente distintas.
Estos últimos días, la vida me ha regalado tres maravillosas experiencias que me han abierto los ojos y me han ayudado a ver a mi niña interior como una parte bella y fundamental de mi ser. He podido ver muchos de los regalos que mi niña interior tiene para mí, si le permito que me los llegue a dar; y muchos de los regalos que yo puedo ofrecerle, si ella llega a confiar algún día en mí y me permite regalárselos.
Yo hoy me permito poner luz en esa parte de tan íntima de mí, acercarme a mi niña interior y pedirle perdón por todos los años que me he estado enfadando con ella y la he ignorado y juzgado. Hoy yo me permito acercarme a ella y decirle todo aquello que nunca llegó a escuchar de las personas con las que creció… o que escuchó en tan pocas ocasiones que nunca llegó a creer realmente en ello.
Yo hoy te digo, niña interior, que te amo, que te amo profundamente por ser, por existir, no por haber sido una niña buena y obediente, sino por ser tú sea como decidas ser ahora y cuando crezcas. Yo hoy te digo que amo tus lágrimas, que las comprendo y las acepto porque, aceptándolas a ellas, te acepto a ti y me acepto a mí misma. Yo hoy te digo que amo tu sensibilidad tal cual es y tal y como se expresa y se expresará cuando crezcas. Yo hoy te digo que amo tu inocencia, tus ganas de jugar, tu generosidad y lo cariñosa que eres con todos los que te rodean. Yo hoy te digo que eres una niña fuerte y guapa y te pido que no lo olvides nunca, sea lo que sea que oigas a tu alrededor.
Yo hoy te digo, niña interior, que no hay nada malo en ti ni nada que debas cambiar para agradar, complacer y hacer que otros te quieran porque tú eres perfecta tal y como eres. Yo hoy te digo que puedes hacer todo lo que sueñes y te propongas y también te digo que eres una niña valiente y aventurera y que vamos a vivir grandes aventuras juntas. Yo hoy te digo que tienes un cuerpo precioso y te ruego que no creas lo que pronto oirás a otros decir sobre él. Yo hoy te digo que tienes un infinito abanico de posibilidades de ser y hacer lo que tú sueñes a tu alcance y te ruego que no escuches a quienes te digan lo contrario. Yo hoy te digo que no tienes que hacer nada en tu vida porque no viniste al mundo a hacer, sino a ser, a existir.
Yo hoy te digo que eres la persona más valiosa e importante en mi vida y me comprometo a hablar contigo y escuchar todas tus necesidades durante el resto de mi vida. Yo hoy me permito acercarme a ti con humildad y respeto y darte todo el tiempo que necesites para volver a confiar en mí y permitirme volver a llorar, a abrazar, a besar, a jugar, a reír y a disfrutar de todos los momentos mágicos de la vida a tu lado. Yo soy tú y tú eres yo y juntas somos fuertes y poderosas.
Yo hoy te pido, niña interior, que me enseñes el camino de vuelta a mi ser, a mi esencia. Tú que sigues conectada con ella, te ruego que me ayudes a volver a ella, a volver a mí y te doy las gracias por ser como eres, por existir y por enseñarme el camino de vuelta a mí misma. Yo hoy, por último, te pido niña interior que recuerdes cómo eres, que recuerdes quién eres y que no olvides jamás, ocurra lo que ocurra, tu luz, la luz que eres, la luz que brilla en tu interior, la luz que un día llegarás a poder compartir, si así lo decides, con el resto del mundo.
(escrito el 19 de mayo de 2020)
Yosoyluz. Ésta es mi luz. Veo la tuya y la honro.
0 comentarios