Cuando tenía unos seis años de edad mis padres nos llevaron a mis hermanos y a mí a pasar unos días de veraneo en Cullera, Valencia.

Todas las mañanas muy temprano, mi padre, dos de mis hermanas y yo bajábamos a la playa para “surfear” las olas montados en una colchoneta que, con mucha paciencia, hinchaba y deshinchaba mi padre cada día…
… y todas las mañanas, mi padre me sacaba a la orilla del mar y me sentaba en la arena mientras yo lloraba desconsoladamente porque había tragado agua mientras las olas nos pasaban y cubrían por encima de la colchoneta. Mi padre, entonces, me reñía por querer ir con ellos, me decía que yo era muy pequeña para una actividad así, y me dejaba allí sentada en la arena llorando mientras él volvía al mar a seguir jugando con mis hermanas.
A pesar de ello, yo insistía en ir cada mañana con ellos y todos los días, sin excepción, se repetía esta misma escena.
Este episodio de mi infancia me marcó profundamente y, durante años, me daba miedo simplemente la idea de tener que meterme en el mar… y sentía enfado con mi padre, cada vez que recordaba esa escena, por haberme reñido y no haber comprendido que yo sólo quería ir a jugar con ellos.
Hace unos días celebramos el equinoccio de primavera y yo me abrí a esta nueva estación del año realizando una preciosa meditación de la Escuela de Sabiduría Ancestral (ESA) que se llama «Equinoccio de Primavera. Meditación Sanadora Para Un Nuevo Florecer».
Hacía muchos años que no recordaba esta parte de mi infancia y, sin embargo, mientras realizaba esta meditación y me abría a soltar lo que ya no me resulta nutritivo, reviví este episodio de mi infancia de forma muy intensa. Me vi de nuevo, junto a mi padre y mis dos hermanas, como si estuviera allí mismo sentada de nuevo en la arena de la playa, llorando, enfadada y frustrada con mi padre…
… y, en ese mismo instante supe, que la meditación me estaba brindando la maravillosa oportunidad de poder dejar marchar todo ese enfado y frustración que experimenté de niña (ése que se quedó atrapado años atrás en la parte alta de mi pecho, en ese lugar tan íntimo y vulnerable de mi cuerpo).
Cuando había soltado todo ese enfado y frustración por lo vivido años atrás, pude sentir con mucha claridad como todo mi cuerpo se llenaba de luz blanca muy brillante. También vi una gran pirámide abriéndose a mi alrededor y envolviéndome en un gran abrazo de luz… y al hacerlo, entendí también que, de pequeña, viví esta experiencia para aprender a ser más comprensiva y compasiva con mi padre en estos momentos de nuestras vidas…
Fue un enorme y preciado regalo de inicio de la primavera. La primavera siempre nos invita a limpiar nuestro organismo y, en especial, nuestro hígado de todo eso que nos pesa y ya no nos resulta útil. Nuestros enfados y frustraciones intoxican nuestro hígado y no nos permiten seguir creciendo y expandiendo nuestra luz… y, por ello, me siento muy honrada y agradecida de haber podido tener esta maravillosa experiencia sanadora y de poder compartirla ahora con tod@s vosotr@s.

Yo hoy me permito poner un poco más de luz en mi infancia, en mi pasado, en esas experiencias que me marcaron profundamente y se quedaron atrapadas en mi cuerpo. Yo hoy, simplemente, me permito dejar marchar mis enfados y mi frustración para poder dejar entrar la comprensión y la compasión.
Han pasado unos días desde que tuve esta preciosa experiencia. Han sido días de viento e intensa lluvia que estoy segura de que han ayudado a llevarse todas estas emociones estancadas y doy gracias a la Naturaleza por los inmensos regalos que nos hace cada día… y que, tantas veces, nos pasan inadvertidos.
Espero que os guste esta nueva entrada y os inspire, de alguna forma, a soltar todos esos enfados que tod@s vamos acumulando a lo largo de nuestras vidas. Unas veces por cosas que nos ocurrieron hace muchos años y creemos olvidadas (aunque en realidad nunca lo están, si nos dolieron) y otras veces por cosas más recientes, pero que igualmente nos pesan en el corazón.
¡Feliz inicio de la Primavera a tod@s y feliz limpieza de nuestros enfados y frustraciones!
(escrito entre el 21 y el 26 de marzo de 2022)
Yosoyluz. Ésta es mi luz. Veo la tuya y la honro.
Precioso relato y enseñanza.
Voy a poner en práctica gracias.
Mi fin de son tristes, se repiten mucho, y intento soltar toda frustración a base de lágrimas. Me siento perdida pero te leo. Y me llena tus reflexiones gracias gracias gracias
Muchas gracias por tus palabras, Ángeles. Transmiten mucho respeto y cariño hacia mi sentir y todo lo que comparto, desde el corazón, con vosotr@s en Yo Soy Luz.
Me alegro mucho de que mis reflexiones estén llegando a tu corazón de esta manera tan amorosa y te mando un grandísimo abrazo y mucha fuerza para afrontar y atravesar todas esas experiencias y emociones que estás viviendo y sintiendo en estos momentos.
Una persona a la que quiero y respeto mucho siempre dice que las lágrimas son amor líquido. Cada vez que siento ganas de llorar y las lágrimas brotan de mis ojos me acuerdo de estas palabras y me ayudan mucho a ver y sentir mi llanto no con tristeza sino con esperanza y amor. Hoy, las comparto contigo con todo mi cariño y con el deseo de que a ti, como a mí, también te ayuden a soltar tu frustración. Recuerda, nuestras lágrimas son amor líquido.
Te mando un abrazo de luz muy, muy especial y todo mi cariño y apoyo.